La Quena es una flauta típica de América del Sur y usada en países como Perú,
Bolivia, Argentina, Chile o Ecuador. Es el instrumento más importante de la música folclórica andina.
Este instrumento era ya tocado en el imperio Inca y el primer dato histórico lo encontramos en una crónica de la conquista del imperio Inca, que dice así: "cuando van a la guerra llevan muchas bocinas, tambores, flautas y otros instrumentos". Los cronistas españoles en la época colonial expresaban gran sombro ante la perfección técnica que habían alcanzado los indios del
Pirú en la construcción de flautas.
En la actualidad la Quena es usada en fiestas, en actos religiosos, en grupos de música criollos, en orquestas sinfónicas, etc. También es un instrumento tocado por personas del mundo entero que buscan solo el puro entretenimiento.
La Quena en la actualidad tiene 7 agujeros, aunque desde sus orígenes las ha habido desde 4 hasta 7 agujeros. Es una flauta vertical con muesca, con ciertas similitudes al
shakuhachi japonés. Los materiales usados para su construcción son caña, hueso, madera, barro, etc.
Dependiendo de su tamaño y su afinación, la Quena puede recibir varios nombres. A saber,
shilo,
pingollo,
kenali,
lawata,
mahala, quena,
pinkillo,
chayna,
qquenacho,
choquela,
kena pusi, mama quena,
clarin,
kenakena,
phusipia,
phalawata, flauta
chaqallo,
ph’
alaata,
puli puli,
pusippiataica, san
borga quena, flauta de
sandia,
mollo,
hilawata,
pink’
ollo,
machu quena, etc, que van desde los 15 centímetros hasta los 120 centímetros, aunque la más popular y usada es la que mide entre 36 y 38 centímetros, llamada Quena en La, aunque en realidad está en la tonalidad de sol mayor.
Una de las particularidades de este instrumento es la muesca, escotadura o
chanfle, de los cuales hay diferentes tipos: en U, en C, en V, el recto, etc.
Manchay Puito
Hay numerosas fábulas o leyendas con este instrumento. La más conocida es la del "
Manchai Puitu".
Hay diversas versiones de la leyenda, pero todas cuentan la historia de un amor entre un hombre y una mujer en la que, tras diversos avatares, la mujer muere y el hombre fabrica una Quena con la tibia de la fallecida, ofreciendo aquel horrible instrumento unos sonidos desgarradores.
En las distintas versiones, el hombre es un indio de
Chayanta y ella una joven india que le
atendía, o es un joven peruano apellidado
Camporeal hijo de un español y de una india y ella una doncella descendiente de los conquistadores, o bien él es el hijo del Señor de la comarca de
Maratec y ella una india llamada
Zenaguet, etc.
Aquel indio de
Chayanta, en sus últimos días se vuelve loco y va deambulando por la ciudad. Cada vez que encontraba un cántaro, metía su Quena y entonaba un canto que él había compuesto para recordar a su amada.
Aquel canto decía así:
Que tierra cruel ha sepultado
A aquella que era mi única ventura?
Lozana la dejé como una flor.
Algún viento maligno tal vez se la ha llevado?
Voy siguiendo su rastro,
Voy buscando su sombra.
Es ella quien me da su sombra en el camino
es solo la cortina de mis lágrimas?
La voy soñando, y la beso en mi sueño.
En mi congoja, ella acude y me habla.
En mis horas de confusión, la veo :
en un vuelo de luz baja hasta mi.
Fuera mejor que me matara?
Quizás mi muerte la ofendiera?
Con la muerte podría aproximarme a ella;
Pero tal vez me vería más lejos.
Voy arañando la tumba en que duerme,
Mientras cae mi llanto como lluvia sin fin.
Creo que así se ha de ablandar la tierra
Para buscar después en el fondo a mi amada.
Dondequiera que sea.
Así en el seno de la tierra,
Mujer, yo solo he de adorarte
Y nadie, sino yo, te ha de mimar.
Con el calor más tierno de mi aliento
Conseguiré devolverle la vida.
La abrazaré, la besaré, y mis besos
Despertando la irán suavemente.
Más, si así no ha de ser,
Ven, no tardes, ciclón,
Que tus hondas tinieblas me devoren
Y en ellas para siempre desaparezca mi vida.
Tú, tierra humedecida con mis lágrimas,
Tú, tierra generosa, albergamos.
Una sola unidad formamos en el mundo,
Quiero que así quedemos para la eternidad.
Yo soy noche sin fondo.
Soy soledad sin término.
yo soy la carne misma de la angustia
Y estoy en fuga de mi propio pensamiento.
Más, no. Quiero algo de ella. He de arrancarle un hueso
Y lo tendré en mi seno tal si fuera ella misma
El se ha de convertir en Quena entre mis manos
Y ha de llorar mis propias lágrimas.
Desde la eternidad,
Desde el origen de la luz,
Es tal vez ella quien me esta llamando?
No, es tan solo el lamento de mi Quena!
De esta leyenda viene la costumbre de tocar la Quena introduciéndola en un cántaro con tres aberturas.
El instrumento que podéis escuchar en el siguiente vídeo es una Quena de bambú construida por nativos de la provincia de Jujuy, al norte de Argentina, limitando ya con Bolivia. Como detalle, en la muesca tiene una incrustación de hueso. En la imagen del principio correspondería con la Quena que aparace a la derecha.